Como muchas cuevas, el interior de Taulabé es húmedo y caluroso. Gracias a los juegos de luces que se han instalado, el visitante goza de un escenario casi mágico, donde la admiración por la naturaleza se funde con un silencioso respeto. Aunque se desconoce la longitud total de la cueva, muchas personas han llegado a calcular en unos 11 kilómetros su profundidad.
Sin embargo, nadie lo sabe con exactitud ni cuan peligrosa puede ser. Éste es un trabajo exclusivo para los espeleólogos, científicos estudiosos de las cuevas y cavernas. Sin embargo, para cualquier persona es fácil recorrer los primeros setecientos metros que han sido acondicionados para el turismo.
En ese recorrido, que lleva aproximadamente unos cuarenta minutos, uno puede apreciar las maravillosas figuras que ha esculpido el agua en la roca caliza.
Estalactitas y estalagmitas se han creado a lo largo de miles de años, con formas que ahora queremos identificar como el "Ala de Ángel" o "El Buda".
Sabemos poco sobre el origen y formación de las cuevas, cavernas y oquedades o abrigos en las rocas, pero los estudiosos han podido determinar con certeza, que para muchas de las culturas indígenas precolombinas, estos monumentos naturales no sólo servían de refugio o habitación. También tenían una connotación religiosa y es que, para ellos, las cuevas eran puertas o entradas al Inframundo; ese mundo subterráneo en donde vivían los muertos, los monstruos y los dioses de la oscuridad. Por ello, es muy común encontrar en ellas, vasijas u otras ofrendas fúnebres depositadas por los dolientes de algún difunto.
De hecho, a finales de los años ochenta, un servidor junto con Erasmo Sosa, Baudelio Flores y Edgardo Flores, encontramos cuatro vasijas policromas, muy escondidas bajo una pared lateral en las cercanías del "Ala de Ángel".
Las piezas fueron entregadas al Instituto Hondureño de Antropología e Historia y el hallazgo fue registrado en el video documental "Joyas de la Oscuridad", que se puede encontrar en el Centro de Recursos Audiovisuales de la Unah.
Las Cuevas de Taulabé son Monumento Natural de la Nación. Vale la pena visitarlas e internarse en un mundo muy pocas veces visto. La entrada tiene un precio realmente accesible para todo público, pero conocerlas, simplemente no tiene precio.
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